☰ menú
 



Eureka!

Cuando ella sumerge su cuerpo en la bañera,
no experimenta el agua el empuje hacia arriba
que equivale a la fuerza del líquido desalojado.

Arquímedes no se desespera.
Se dispone a demostrar que un ángel
pesa igual a la dicha
de quien abraza ese cuerpo húmedo y alado.



De: Lo que pasó esto fue


EDUARDO LANGAGNE




regresar