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25 poemas aleatorios | |
Por el cielo que tocas y el que adivinas en tus exploraciones de adolescente, vas con finos avances cruzando el puente de las cosas humanas a las divinas. Ceguera de este lado, viejas espinas, tristes conversaciones de diente a diente; del otro lado, vicisitud sonriente y delicados... | |
Ligera fue tu voz, mas tu palabra dura con vuelo de paloma sin más peso que su inmóvil cruzar el mar del viento; y persistes como un sonido bajo el agua, desde mi piel al aire levantada, ligera como fuiste, como esa ala que olvidada del mundo se recrea, convertida en ausencia y en olvido. ... | |
La frase que no hemos dicho, cierta respiración de la boca en el apetito del sueño, el silencio que comienza como una bandada de pájaros; yo he depositado esa frase en el plato donde nos sirven la cabeza del Bautista. Estoy aquí después de extraviar mi mejor ofrecimiento, ... | |
Pues bien! yo necesito decirte que te adoro decirte que te quiero con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro, que ya no puedo tanto y al grito que te imploro, te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión. II Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos... | |
Canta en la punta del pino un pájaro detenido, trémulo, sobre su trino. Se yergue, flecha, en la rama, se desvanece entre alas y en música se derrama. El pájaro es una astilla que canta y se quema viva en una nota amarilla. Alzo los ojos: no hay nada. Silencio sobre la rama, sobre la rama ... | |
Eres sólo el reflejo del reflejo de otro espejo que está dentro de ti. Y el más oculto de tus espejos, viene a ser esa lágrima que el tiempo congeló para mí. De: Entreacto | |
Padre anciano, Obrero y gran señor, Sesenta y nueve ramas se han secado En tu arbolado corazón. Padre, es claro. Yo acecho tu bastión: Me abro paso entre cedros y álamos Cuando, de pronto, soy la multitud hambrienta de una calle Aherrojada en cilicios de terror. Padre obrero, Obrero... | |
El Sol que nos alumbra no es un sol presente: ocho minutos tarda en llegar a la Tierra. Cuando dejas la casa la hermosura prospera: tu perfume en la cama lentamente madura como un sol generoso que en presente redime la pequeña hecatombe de la alcoba desierta, la memoria ... | |
Hay cierta raza de hombres (ahora ya conozco a mis hermanos) que llevan en el pecho como un agua desnuda temblando. Que tienen manos torpes y todo se les quiebra entre las manos; que no quieren mirar para no herir y levantan sus actos como una estatua de ángel amoroso ... | |
cómo ato mis ojos a los tuyos. cómo callo la mano que te escribe. mi mano no deja de nombrarte. de noche se levanta. vela tu ser. poda tu cuerpo o mar o cielo muchamente. no te deja descansar. bebe de tu agua todo el existir. deja de nombrarla. mano. le grito. le suplico. ... | |
Niña muerte, descansa en nuestros brazos quietos. En la sombra, descansa junto a nuestro cuerpo. Cómete mis ojos para mirar adentro, acaba mis labios, mi boca, el silencio, bébete mi alma, bébete mi pecho, niña muerte, mía, que yo te mantengo... | |
Un esplendor oscuro bajo el deleite de profanarte esta noche de cristales de algún fulgor desamparado sobre la súbita espesura de tu más profunda carne. La inocencia es el licor que, sorbo a sorbo, embruja las manos sin otro ultraje que el más profano silencio de buscarte. ... | |
para Rubén Tamez Garza Pienso en la fecha de mi suicidio y creo que fue en el vientre de mi madre; aún así, hubo días en que Dios me caía igual que gota clara entre las manos. Porque yo estuve loca por Dios, anduve trastornada por él, arrojando el anzuelo de mi lengua para alcanzar ... | |
Ya entiendo: la ciudad vivirá más que yo que la he amado. Allá ella, abandonada. Su corazón será un inmenso cacto, cubierto de primores y de muertos. 5 Sin embargo me iré a hacer otras ciudades; por un leve tiempo dejarás de importarme; aunque me vaya te estaré haciendo... | |
Anoche te soñaba, vida mía, estaba solo y triste en mi aposento, escribía... no sé qué; mas era algo de ternura, de amor, de sentimiento. Porque pensaba en ti. Quizás buscaba la palabra más fiel para decirte la infinita pasión con que te amaba. De pronto, silenciosa, una figura blanca y ... | |
Torvo fraile del templo solitario que al fulgor nocturno lampadario o a la pálida luz de las auroras desgranas de tus culpas el rosario... ¡Yo quisiera llorar como tú lloras! Porque la fe en mi pecho solitario se extinguió, como el turbio lampadario entre la roja luz de las auroras, y mi vida es un fúnebre ... | |
Ya se alivia el alma mía trémula y amarilla; ya recibe la unción apasionada de tu mano... Y la fría rigidez de mi frente dulcemente entibiada ya se siente... Yo no sé si mi mal indefinido se decolora o se desviste, pero ya no hace ruido. Yo no sé si la luz que todo anega, ... | |
Quinto y Vatinio dicen que mis versos son fríos. Quinto divulga en estrofas yámbicas los encantos de Flavia. Vatinio canta conyugales y grises placeres. Pero yo, Claudia, no he arrastrado tu nombre por las calles y plazas de Roma. Y el pudor y la astucia me obligan a guardar tales... | |
¿Hay palabras verdaderas en la tierra? ¿Acaso hablamos algo verdadero aquí, dador de la vida? Sólo soñamos, sólo nos levantamos del sueño. Sólo es como un sueño... Nadie habla aquí de verdad...¿Acaso son verdaderos los hombres? Si no, ya no es verdadero nuestro canto. ¿Qué está por ventura ... | |
La torcaza volaba y tú la contemplabas. Era luz en la luz del mediodía, calor en el calor de la mañana, aire en el aire y tú la contemplabas. Tú la veías y eras libre, porque la libertad de ver se aprende, porque ser libre de mirar se aprehende como el río a cantar aprende de los pájaros. ... | |
V ORESTES ¿Diré, Pílades, el nombre que azuce las bandadas de nombres temerosas? Evitaré más bien el torbellino que alzan los vientos súbitos, y habré de conducirla paso a paso, como a ciega extraviada que tantea el camino, hasta dejarla donde la perdí. ... | |
A José Luis La cascada de Xico Los insectos se posan Sobre sus frutos rojos Protegidos apenas por las sombras De bananos enormes Que la lluvia abrillanta. Mis ojos juegan a detener la marcha El resplandor, el halo De millones de gotas que se volverán cauce entre montañas. ... | |
He visto a Dios, de frente. Recién bajó de su moto-patrulla luego de haber multado a quienes conducían su existencia a una velocidad que se cree peligrosa para el resto del mundo. Usaba el uniforme gris oscuro de ciertos militares de alto rango henchido de galones y esa imponente cruz ... | |
Mi padre fue muy bueno: me donó su alegría ingenua; su ironía amable: su risueño y apacible candor. ¡Gran ofrenda la suya! Pero tú, madre mía, tú me hiciste el regalo de tu suave dolor. Tú pusiste en mi alma la enfermiza ternura, el anhelo nervioso e incansable de amar; las recónditas ansias ... | |
un gancho de hierroy se jala, su expansión lo desmiente al subirel agua que lo chorrea lo mueve de loshilos de su salida al escenario en el muelle los curiosos miraban ese bulto donde los ojos de todos esperaban el pasadizo extraviado del cuerpo gota a gota ... | |
