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25 poemas aleatorios

 

   Guía de la Ciudad de México

   Jaime Augusto Shelley

primeros versos

Desde las Lomas Heights, donde aún habitan, gozosos, los políticos enriquecidos, los antiguos banqueros, con su blanca (o verde) faz atónita y una numerosa flotilla de grandes capitanes de la industria y el comercio (que siguen nadando en la corriente, antes de que Neza los devore) ...

 

   In memoriam

   Balvino Dávalos

primeros versos

Arrasados de lágrimas los ojos, solíame decir: Cuando me muera no vayas presto a mi sepulcro, espera al claro mes de los claveles rojos. Entonces habrá pájaros y flores y brisas olorosas a tomillo, y esplenderán las lápidas con brillo de lucientes cristales de colores. ...

 

   Bienvenido sea (I)

   Alfredo R. Placencia

primeros versos

¿Eres Tú la Sunamitis pura y blanca que soñaron los patriarcas y entrevieron los profetas? Aunque atruene tierra y cielos el acorde que se arranca de los astros y las plumas de los santos y poetas, para darte el parabién, no despiertes, Niña blanca; duerme bien. Las mujeres que tenidas ...

 

   Invocación

   Efraín Bartolomé

primeros versos

Lengua de mis abuelos habla por mí No me dejes mentir No me permitas nunca ofrecer gato por liebre sobre los movimientos de mi sangre sobre las variaciones de mi corazón En ti confío En tu sabiduría pulida por el tiempo como el oro en pepita bajo el agua paciente del claro río...

 

   Mi amante

   Alí Chumacero

primeros versos

Desnuda, mi funesta amante de piel vencida y casta como deshabitada, sacudes sobre el lecho voces y ternuras contrarias a mis manos, y un crepúsculo escucho entre tu cuerpo cuando al caer en ti agonizo en un nacer marchito, sin el duelo comparable al temor de tu agonía. ...

 

   Hojas secas

   Antonio Plaza

primeros versos

Tú despertaste el alma descreída del pobre que tranquilo y sin ventura, en el Gólgota horrible de la vida agotaba su cáliz de amargura. Indiferente a mi fatal castigo me acercaba a la puerta de la parca más infeliz que el último mendigo, más orgulloso que el primer monarca. Pero te amé; ...

 

   Trapecio

   Carmen Alardín

primeros versos

Tú que estabas, estás y vas conmigo por la vuelta inconclusa de las horas cuéntame qué tan hondo vacío el de la cuerda ¡y en la red protectora qué silencio! Que silenciosa urdimbre de arañas cuidadosas que tejen con recuerdos de dolor, salvación. Y qué débil el hilo ...

 

   Silvio, yo te aborrezco, y aun condeno...

   Sor Juana Inés de la Cruz

primeros versos

Prosigue en su pesar; y dice que aun no quisiera aborrecer a tan indigno sujeto, por no tenerle así aún cerca del corazón Silvio, yo te aborrezco, y aun condeno el que estés de esta suerte en mi sentido: que infama el hierro el escorpión herido, y a quien lo huella, mancha inmundo el cieno. ...

 

   Dolor, si por acaso...

   Enrique González Martínez

primeros versos

Dolor, si por acaso a llamar a mi puerta llegas, sé bienvenido; de par en par abierta la dejé para que entres... No turbarás la santa placidez de mi espíritu... Al contemplarte, apenas el juvenil enjambre de mis dichas serenas apartárase un punto con temblorosa planta... ...

 

   Hecho de memoria

   Francisco Hernández

primeros versos

Para Jorge Esquinca El poeta no duerme: viaja por la cuerda del tiempo. El poeta está hecho de memoria: por eso lo deshace el olvido. El poeta no descansa: el tiempo lo desgasta para probar que existe.

 

   Palabras para un día de campo

   Enzia Verduchi

primeros versos

No conocimos la experiencia de un mantel a cuadros sobre la hierba, no presenciamos la huida de un sombrero de paja con el viento. Quizás segar el campo hubiera sido útil como importante es para las mujeres lavar la ropa juntas, contarse anécdotas que jamás sucedieron. ...

 

   Historia del pensamiento

   Manuel Acuña

primeros versos

Cuando a su nido vuela el ave pasajera A quien amparo disteis, abrigo y amistad Es justo que os dirija su cántiga postrera, Antes que triste deje, vuestra natal ciudad. Al pájaro viajero que abandonó su nido Le disteis un abrigo, calmando su inquietud; ¡Oh! Tantos beneficios, jamás daré al olvido ...

 

   Bajo amorosa sombra

   Carmen Villoro

primeros versos

Cúrame con tus manos, toca de mí el olvido que se fue acomodando entre los pliegues. No venga la tormenta a amordazar mis sueños, sólo esta lluvia suave, vespertina despierte en mí los pétalos dormidos. Desnúdame en silencio, hoja por hoja hasta dejar al descubierto el punto ...

 

   Sonetos postreros

   Carlos Pellicer

primeros versos

Mi voluntad de ser no tiene cielo; sólo mira hacia abajo y sin mirada. ¿Luz de la tarde o de la madrugada? Mi voluntad de ser no tiene cielo. Ni la penumbra de un hermoso duelo ennoblece mi carne afortunada. Vida de estatua, muerte inhabitada sin la jardinería de un anhelo. Un dormir...

 

   Alondra

   Griselda Álvarez Ponce de León

primeros versos

Todo el año caído, todo el año, polen sin rumbo, tierra sin semilla, algo que muy adentro se apolilla y algo que por afuera se hace daño. El aire huele como a desengaño, algo se pudre, algo está en la orilla y mientras el otoño se amarilla el ambiente se torna más huraño. ...

 

   Era también de fuego...

   Rubén Bonifaz Nuño

primeros versos

Era también de fuego: sobre el tizón, hirientes, casi diáfanas violetas duras a los ojos, coronadas de oro. De esto era, de esto se construía bajo el humo. También como de alas en asalto; pluviales hojas enjambradas, arboladuras de reloj a vela. Y en vela yo, sumiso y vigilante...

 

   Pues mi Dios ha nacido... (Villancico V)

   Sor Juana Inés de la Cruz

primeros versos

Estribillo 1.- Pues mi Dios ha nacido a penar, déjenle velar. 2.- Pues está desvelado por mí, déjenle dormir. 1.- Déjenle velar, que no hay pena, en quien ama, como no penar. 2.- Déjenle dormir, que quien duerme, en el sueño se ensaya a morir. 1.- Silencio, que duerme. 2.- Cuidado, que vela. ...

 

   Eternidad

   Enriqueta Ochoa

primeros versos

La eternidad mece, ondula, abre de par en par su túnica de viento; en el espacio de su seno esplende una constelación de luz acumulada. El Padre la detiene. Un instante mete su mano turbulenta hasta la entraña y la abre sobre la piel del mundo. Un alud de semillas caen, ...

 

   La ausencia del olvido

   Manuel Acuña

primeros versos

DOLORA Iba llorando la Ausencia Con el semblante abatido Cuando se encontró en presencia Del Olvido, Que al ver su faz marchitada, Le dijo con voz turbada: Sin colores, - Ya no llores niña bella, ya no llores. Que si tu contraria estrella Te oprime incansable y ruda Yo te prometo mi ayuda. ...

 

   Piedra de sol (Fragmento II)

   Octavio Paz - Homenaje

primeros versos

voy por tu cuerpo como por el mundo, tu vientre es una plaza soleada, tus pechos dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos, mis miradas te cubren como yedra, eres una ciudad que el mar asedia, una muralla que la luz divide en dos mitades de color durazno, un paraje de sal, ...

 

   Blues

   José Carlos Becerra

primeros versos

No era necesaria una nueva acometida de la soledad para que lo supiera. Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos. Donde el amor moró y tuvo reino queda ya sólo un muro que avasalla la hierba. Queda una hoja de papel no en blanco donde está anocheciendo. ...

 

   Nocturno a Rosario

   Manuel Acuña

primeros versos

Pues bien! yo necesito decirte que te adoro decirte que te quiero con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro, que ya no puedo tanto y al grito que te imploro, te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión. II Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos...

 

   El júbilo se enciende

   Jaime Labastida

primeros versos

La memoria es una piel que tu recuerdo llaga, una herida de torpe geometría, es una carne, un nervio vivos. Lacera memoria donde el fuego es la violenta agua apaciguada. Miro así tu jadeo, en ese mar, en esas olas me hundo. Que hermosa sed que nunca más se sacia, que agua: ...

 

   Declaración de inicio

   Marco Antonio Campos

primeros versos

Cada uno de mis poemas pretendió ser un instrumento útil de trabajo.Pablo Neruda (Estocolmo, 1971) Las páginas no sirven. La poesía no cambia sino la forma de una página, la emoción, una meditación ya tan gastada. Pero, en concreto, señores, nada cambia. En concreto, cristianos, ...

 

   Algo sobre la muerte de Mayor Sabines (parte final)

   Jaime Sabines

primeros versos

Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos, poco a poco te acabas. Yo te he ido mirando a través de las noches por encima del mármol, en tu pequeña casa. Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas, otro día sin garganta, la piel sobre tu frente agrietándose...