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25 poemas aleatorios en video | |
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Domingo por la tarde
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Alfredo Fressia Por Alfredo Fressia | |
Domingo por la tarde, ya es la hora de contemplar la ausencia de mi rostro siete días postergado. Nadie impedirá un domingo por la tarde que desarme lentamente mi mentón si la mueca de angustia ha sido en el silencio que abandona el secreto de los huesos y sólo fue sudor mi antiguo desaliento.... | |
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Septiembre 23/73
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Floridor Pérez Por Floridor Pérez | |
Un receptor dispara a quemarropa:...ha muerto Neruda... El locutor menciona el Poema 15 y lee el Bando 20. El cabo de guardia busca algo bailable y sigue el ritmo con la metralleta. Aquí en la isla el mar,y cuánto mar Pienso pedir un minuto de silencio, pero tardo horas y horas en sacar la voz… | |
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Una mirada desde la alcantarilla... (fragmento)
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Alejandra Pizarnik Por Ariadna Gil | |
una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos... | |
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Una mano dice adiós
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Jorge Meretta Por Jorge Meretta | |
Una mano inclinada levemente al vacío compuesta de breves huesos suicidas el instante mismo anticipándose al caer en un gesto de vaciarse. Un vacío con la forma de una mano levemente ordenada depuesta por suicidas instantes disipándose que caen... | |
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El gladiolo se enfermó...
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Marosa Di Giorgio Por Marosa Di Giorgio Lectura en francés Christophe Rouxel | |
El gladiolo se enfermó. Desde sus pavorosos cabellos rosados enviaba chispas a mi habitación. En todas sus bocas abiertas tenía lágrimas, rosas y, también huesos y peines. Aterrada clamé a la Virgen Llévalo, pero, la Virgen no se separaba de la estampa. Y él ardía como un brasero... | |
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Otras bestias
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Eduardo Lizalde Por Eduardo Lizalde | |
Otras bestias declinan siempre al oro del alba, al mediodía furioso, nunca en la noche de augurios persistentes y toses de rifleros suicidas. Ostentosas, diurnas, claras bestias vivientes, se quiebran, pierden pie, se apagan o se oxidan y oscurecen. Y alrededor del que las mira, el que las piensa, caza... | |
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Teoría del suicida
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Alvaro Figueredo Por Rafael Gomensoro | |
Dadle un teatro una tribuna un pórtico dadle un balcón de gala dadle su frac su cátedra amarilla quiere morir al alba o a la hora del té dictando su discurso con su chaleco blanco dadle un bastón un arpa una azucena un espejo una góndola devolvedle los yo que le usurparon yo en el tranvía... | |
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Milonga de Jacinto Chiclana
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Jorge Luis Borges Por Edmundo Rivero | |
Me acuerdo. Fue en Balvanera En una noche lejana Que alguien dejó caer el nombre De un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también De una esquina y de un cuchillo; Los años nos dejan ver El entrevero y el brillo. Quién sabe por qué razón Me anda buscando ese nombre; Me gustaría saber Cómo habrá… | |
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Loca hasta el fin
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Mario Noel Rodríguez Por Mario Noel Rodríguez | |
De sus fustanes floriados, estrábicos, salimos con banderas arrancadas a la noche, los sedientos de producir rocío, borrachos de preguntarnos fondos y estructuras, de cuestionar la cara rocosa de la vida. En su pecho trasnochado y juvenil morimos para nacer simpáticos de corbatín... | |
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Ya volvieron...
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Nuria del Saz Por Nuria del Saz | |
Ya volvieron. La melancólica quietud de unas cuartillas blancas, hadas encantando paisajes, montañas, estrellas, mar y noches; siendo silencios eternos... hablan. Mas sus hechizos rutilantes, como efluvios de felicidad, convierten la imaginación en magia. Sólo mar, ¿pues qué es el cielo?... | |
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Soñaba un alma de piedra...
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Antonio Machado Por Darío Grandinetti | |
Soñaba un alma de piedra que el amor era un cuchillo que se iba afilando en ella... | |
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Mi perro ha muerto
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Jorge Meretta Por Jorge Meretta | |
Mi perro ha muerto en el jardín y por su lengua se desombra a otro amanecer. Cuando se muere un perro el silencio es humo de un tren de aullidos que descarrilan en la tierra y lo que sigue es frío para temblar con él desocupado de piel, descobijado de casa. Oigo a los muertos crecer... | |
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Recito entonces…
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Raúl Zurita Por Raúl Zurita | |
Recito entonces mi poema militante a toda voz, gritando, mientras el demolido viento de las banderas se agiganta y los cientos de miles de rostros se funden en silencio, escuchando. Pienso que tal vez tú estás entre la multitud escuchando y en verdad llegué a creer que estabas... | |
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Velorio
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Jorge Meretta Por Jorge Meretta | |
Hemos dejado al muerto último en la fila de un invierno. Llueve y tiene suerte: un muerto nada tiene que perder en el velorio de un paraguas llorándose la lluvia para adentro... | |
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La vida callada...
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Frida Kahlo Por Carmen Feito Maeso | |
La vida callada... dadora de mundos... Venados heridos. Ropas de tehuana. Rayos, penas, soles, ritmos escondidos. La niña Mariana , frutos ya muy vivos, la muerte se aleja , líneas, formas, nidos, las manos construyen, los ojos abiertos, los Diegos sentidos... | |
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Las maravillas y miserias del amor
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Juan Gelman Por Juan Gelman | |
Las maravillas y miserias del amor. Sus oscuros fulgores, sus catástrofes. Caminar por el filo de la pérdida. Dar lo que no se tiene. Recibir lo que no se da. El amor a la poesía, a la madre, a la mujer, a los hijos, a los compañeros que cayeron por una esperanza... | |
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Carta del suicida
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Gonzalo Rojas Por Gonzalo Rojas | |
Juro que esta mujer me ha partido los sesos, porque ella sale y entra como una bala loca, y abre mis parietales, y nunca cicatriza, así sople el verano o el invierno, así viva feliz sentado sobre el triunfo y el estómago lleno, como un cóndor saciado, así padezca el látigo del hambre... | |
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Los enemigos
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Pablo Neruda Por Franklin Caicedo | |
Ellos aquí trajeron los fusiles repletos de pólvora, ellos mandaron el acerbo exterminio, ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba, un pueblo por deber y por amor reunido, y la delgada niña cayó con su bandera, y el joven sonriente rodó a su lado herido... | |
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Qué costumbre tan salvaje...
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir. Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?... | |
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Dicen…
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Nuria Parés Por Nuria Parés | |
Anda por todas partes. Lo he leído y lo sigo leyendo todavía. Anda por todos lados, anda en todos los ojos que lo miran brillar en la blancura de las páginas con su cándida luz inofensiva. Que soy, que somos (nos lo dicen) la España peregrina... | |
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Franz Kafka
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William Ospina Por William Ospina | |
Padre, le digo, dame tres granos de cebada para despertar al durmiente. Pero mi padre no responde: es un enorme jinete de bronce, alto sobre colinas y sinagogas. Madre, le digo, aparta tanta niebla, muéstrame un rostro dulce, del que broten palabras ingenuas... | |
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Un corazón grande...
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Antonio Porchia Por Darío Grandinetti | |
Un corazón grande se llena con muy poco... | |
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Inútil soy
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Alfonsina Storni Por Cecilia Salerno | |
Por seguir de las cosas el compás, A veces quise, en este siglo activo, Pensar, luchar, vivir con lo que vivo, Ser en el mundo algún tornillo más. Pero, atada al ensueño seductor, De mi instinto volví al oscuro pozo, Pues, como algún insecto perezoso Y voraz, yo nací para el amor. Inútil soy... | |
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Diego...
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Frida Kahlo Por Carmen Feito Maeso | |
Diego Verdad es, muy grande, que yo no quisiera, ni hablar, ni dormir ni oír, ni querer. Sentirme encerrada, sin miedo a la sangre, sin tiempo ni magia, dentro de tu mismo miedo y dentro de tu gran angustia, y en el mismo ruido de tu corazón... | |
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A mis hermanos muertos el 27 de noviembre
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José Martí Por Silvio Rodríguez | |
Cadáveres amados los que un día Ensueños fuisteis de la Patria mía, Arrojad, arrojad sobre mi frente Polvo de vuestros huesos carcomidos! ¡Tocad mi corazón con vuestras manos! ¡Gemid a mis oídos! ¡Cada uno ha de ser de mis gemidos Lágrimas de uno más de los tiranos!... | |
