☰ menú
 



El temblor

En el sueño los ruidos eran ciertos
y crujían las paredes.
En los ojos abiertos al espanto
el espejo movía su mundo reflejado.
Por eso fue el impulso
de salir de aquel sueño hacia otro sueño,
rezar bajo los marcos de las puertas
el consejo empolvado en la memoria.
Una calma llegó por consecuencia
—cuando la lluvia acaba
en los cementerios hay un olor a fresco—.

II

Al caminar por aquello que fue tu ciudad
imaginas la guerra
y recuerdas los filmes de las bombas
que silban como pájaros traidores;
caminas aún sin tiempo de asustarte o llorar,
encuentras una niña debajo de una flor.

Bajo la piedra aquella
hallarás mi memoria lastimada.



De: ...a la manera del viejo escarabajo


EDUARDO LANGAGNE




regresar